Página dedicada a mi madre, julio de 2020

DIÁLOGO EN LA SOMBRA

A. Quisiera saber cómo estás hecho por dentro… Cómo es tu voluntad por dentro, qué cosas hay en esa parte de tu sentir que tú no mides que sientes.

E. Tan femenina en eso… ¡Y eres de la materia de las cosas irreales!

A. Cuando levantas un brazo yo querría saber por qué cosas del más allá tú levantas ese brazo… ¿Qué hay detrás de que tú quieras levantarlo y detrás de que tú sepas por qué quieres levantarlo? Estoy contigo desde hace tanto y no sé quién eres… Me fijo a veces en los pequeños gestos que haces y veo qué poco sé de ti…

E. Yo mismo no sé quién soy… Mis gestos son entes extraños cuando me fijo en ellos, y sombras inciertas cuando no me fijo. Son una perpetua revelación para mí mismo. Soy tan exterior para poder conocerme como el mundo externo… Entre que yo quiera levantar un brazo y que él se levante hay un intervalo divino… Atravieso, entre el pensamiento y el habla, un abismo sin fondo humano.

A. Yo soy simple como una piedra en el camino o una rosa en un rosal.

E. Eres simple porque no te reflejas en ti. Una piedra en el camino es (atónita) un misterio igual a Dios… Una rosa en un rosal es tan comprensible como la Vida…

A. Te miro y te amo y nunca te tengo. Florecieron (…) las rosas de mi jardín… Te acompaño y te pierdo cada vez que te miro.

E. Yo mismo no me acompaño… ¿cómo podrías acompañarme? Veo caminar mis pies como quien ve que un cortejo humano pasa en la distancia y en la noche… Me fijo en mi sombra como en un rostro desconocido que mira desde fuera por la ventana de mi casa… No comprendo nada… No comprendo nada.

A. Pero hay cosas que tú comprendes y que nunca me confiesas. Me hablas de tus amores y de tus deseos, pero siento que guardas para ti, en la mano cerrada, una joya cualquiera de tu sentimiento. ¿Por qué si yo te amo y si somos uno solo?

E. Porque nunca somos uno solo. Lo que no te digo, a pesar de vivir juntos en este palacio y de pensar juntos en este jardín, me lo murmuro a mí cuando estoy más solo y no levanto la voz, para que no me oiga no sé quién que no puede oírme.

A. ¡Soy tu Alma y a mí misma no me lo cuentas todo! Ayer pasó una brisa leve por el jardín. Traía perfumes de otros jardines […]

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