Página dedicada a mi madre, julio de 2020

XII. EL INFINITO

   Siempre amé esta apartada colina
Y este seto que excluye la mirada
De tanta parte del último horizonte.
Mas, sentado y mirando, ilimitados
Espacios más allá de él y sobrehumanos
Silencios y quietud profundísima
Mi pensamiento evoca; tal que por poco
El corazón no se espanta. Y como el viento
Oigo susurrar entre estas plantas, yo aquel
Infinito silencio a esta voz
Voy comparando: y me sobreviene lo eterno,
Y las muertas estaciones, y la presente
Y viva, y su sonido. Así, mi pensamiento
En esta inmensidad se anega:
Y naufragar es dulce en este mar.

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