Añicos
Versión otoño de 2022
A H. hace cuarenta y cinco años o ahora.
Textos:
I. Publicados en la revista La Riviera Ligure: Fragmentos, Relación de la excursión, Delirios, Añicos, Mis amigos de aquí, Prosillas casi serenas, Conclusiones de octubre, Susurro al anochecer, Círculo
II. No publicados en vida: [Cuadernillo de apuntes 1914, Definición de mí, Libreta 15/16, Varsovia, Diálogos de tempore belli, Presentación a Dios, La activi-dad dispersa], Yendo tan lento, Entonces las riberas aquí, Si cortas las amarras
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NOTA INICIAL. Giovanni Boine murió en 1917, cuando apenas tenía 29 años, y no pudo darle a esta obra una organización de conjunto. Entre 1915 y 1917, había publicado algunos de los textos que la conforman en la revista La Riviera ligure. Al año de su muerte, Mario Novaro, fundador y director de dicha revista, publica el poemario reuniendo los textos publicados y otros que permanecían entre los manuscritos del poeta. Desde entonces, las ediciones (1918 y 1921 en La Voce, 1938 en Guanda, 1987 en Garzanti, 2007 en San Marco dei Giustiniani) han presentado importantes variaciones, ante todo por lo que se refiere a los textos que se incluyen y a su disposición.
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[I. I] FRAGMENTOS
1) A veces, cuando al atardecer paseo cansado por el Corso (que está vacío), alguien que encuentro dice, fuerte, mi nombre y exclama: «¡buenas tardes!»
Entonces, de golpe, ahí, en el Corso que está vacío, me topo asombrado con las cosas de ayer y también yo soy una cosa con un nombre.
2) Cuando te estrecho la mano, y tú retomas seguro el diálogo de ayer, no sé qué reverberación amarilla de ambigua impostura colorea desde dentro el acto mío de escucharte. Finjo que estoy contigo y no tengo ánimo para decirte de golpe: «¡No sé quién eres!». Amigo, en verdad no sé quién eres.
¿Y cómo quieres que afiance el hoy en el ayer, labios de abismo, herida abierta del infinito?
3) Me paras en la calle llamándome por mi nombre, con mi nombre de ayer.
Entonces, ¿qué es este espectro que vuelve (el ayer al hoy) y esta inmóvil tumba del nombre?
4) ¡Tibio lecho del nombre, segura casa del ayer! Blanda lana de los atormentados dolores, descanso umbroso de las alegrías lejanas. Barco en el mar. Balsa de náufragos.
Pero el hoy es, vamos, como una catarata abierta. Nubes cambiantes en la abismal cavidad del cielo.
5) Te quedas firme-plantado en el ayer, observatorio alto del hoy, y atento espías todas las cosas, cada una según su nombre.
Que ninguna se te escape, ese es tu trabajo, y que todas se sucedan según el orden justo. Que todas encajen y formen juntas un dibujo regular. Que ninguna se te escape, ni haya omisión.
6) Comprimes tus días en el calendario de doce meses; mides tus horas con el tictac de una rueda.
Por ello a septiembre le sigue octubre, y el efecto a la causa. El ayer lleva las riendas del hoy y las llama deber.
7) ¡Qué fatiga vivir con el metro del ayer! Pero, buey al yugo, prosigues. El hoy es el ayer, y el establo, grasiento, se abre al final del surco.
8) Trama tejida, cuentas los hilos de tu vida, y ninguno está roto.
9) Mi nombre es Giovanni, y si me llamas, de inmediato respondo. Ahora y en la hora de mi muerte. Por la mañana, apenas me alzo de la inestable nube del sueño, mi madre me dice despacio «Giovanni» en la puerta entreabierta, y casi existo de nuevo.
10) No me quitaréis el nombre; lo embrazo como un escudo. – Entre el extraviado miedo del ayer y el hoy vivido he puesto como puente mi nombre.
11) El deber es mi derecho; no me impedirás cumplirlo.
12) Defiendo el deber que el ayer me asigna, como el asaltado la casa. ¡Cerrada celosía, voluptuosidad de un firme deber en la agitación del arbitrio! Pondero cada uno de mis actos, timonel al timón.
13) La riqueza más cierta es que poseo un número en el registro civil. Tengo un título y atributos: sabéis quién soy. Está claro para cada uno que debo en tal caso actuar así. Y, dentro, la señal de mi conciencia me manda en cada encrucijada: «¡toma a la derecha!»
14) Sabéis quién soy y qué he hecho: sabéis qué haré. Pongo mis actos como piedras miliares y con escrúpulo nivelo la última sobre la penúltima.
15) Justifico cada una de mis jugadas según la regla. En el templo del ayer, arrodillado, he adorado al dios Experiencia,
lo he esculpido en los diez mandamientos y lo he hecho teología en los artículos del código. ¡Encuentren, pues, una brizna de acto cuyo porqué no sepa explicar! Lo hago todo según un porqué y soy un hombre moral.
16) No me sorprenderás imprevisto, ni nuevo, el latido de mi corazón. No existe el hoy o lo nuevo, ni la pasión brama. Modero mi sed según la medida de mi cantimplora. Y así no le habré robado a la sed de los otros y seré un hombre moral.
17) He estudiado las múltiples conexiones de mi ayer con el ayer de todos y he reconocido la necesaria Sociedad. He trazado nítidamente el mapa de la sociedad en el mapamundi de lo Universal, que es el ayer de Dios. Ahora consulto en cada respiración el astrolabio del universal navegante que toma la altura del sol.
18) Estoy acorazado por lo universal y mi nombre es conciencia. Barco en el fondeadero, observatorio firme en la roca, se acercan alrededor las noches con los soles, y permanezco firme en la segura conciencia de mí mismo.
19) Pero ¡ay, no!, que el hoy me vence y soy un náufrago sin balsa. ¡Ay, que el ayer rápido errante crepita, seca hoja en el viento! Estoy todo en el hoy, y mi nombre es instante.
20) Cuando vuelvo a casa por la tarde y me siento ante el fuego encendido, fuera, el valle es grisura de niebla y nocturna opacidad. No existe el pasado. ¿Qué es, pues, el recuerdo?
21) No encuentro en el código el artículo de mi acción, ni el mandamiento de mi moral.
22) No piedras miliares de un camino derecho; peñascos erráticos y oasis.
23) He olvidado mi nombre: he perdido mis pasaportes en país enemigo.
24) Orienté la ávida proa hacia los hielos del norte, inseguro me balanceo ahora en las bonanzas uniformes de Cáncer.
25) Mi nombre es hoy, y mi camino se llama extraviado. No hay señales en los cruces de mi marcha y no sé si he embocado a mano derecha.
26) Vagabundo que no sabes de dónde viene y esta noche te quemará el pajar, quienquiera que encuentro me escudriña con ojos enemigos. Veo en el titubeo de tus pupilas que soy para ti como agua que escapa.
27) ¡Ay, que no tengo lecho, ay, que no tengo tumba! ¡Ay, que no sé quién soy, ni conozco nada ni a nadie!
28) Me senté al atardecer en una blanda proa frente al sol a calentarme, pero enseguida se levantó un gélido viento, y se hizo de noche.
29) ¿Por qué estoy triste ahora? Pero ¿por qué estoy alegre? No entiendo la razón de la noche y del día.
30) Si gozo de mi alegría y digo «así cada una de mis horas», he ahí que de golpe se alza dentro de mí la amargura del llanto, como la niebla de una negra ciénaga.
31) ¿Cómo quieres que prometa si no conozco el mañana? No entiendo qué es una promesa.
32) ¿Dentro de diez años volveremos a vernos? Pero ¿a quién verás dentro de una hora? Ay, que bastó el transcurso de un día.
33) ¿Y por qué finges que no has cambiado? Te complace que tu vivir se rija por la razón. Ajustas las pruebas de tu cambio a la apariencia de la inmutabilidad.
Por lo que a mí se refiere, lo que quise no lo he cumplido.
34) Hablas del recuerdo que une tu hoy a tu ayer. Pero yo, en el recuerdo de ayer, he medido la disparidad del hoy y la imposibilidad de la unión. He renunciado a reducir mi hoy al espectro del ayer y no fuerzo con fingimientos mi vida para que te parezca ordenada.
35) Ciego al que se le cae el bastón, arrojé todas vuestras lógicas. Hoja en el viento, barca en la agitación; pero no busco la barrera.
36) Digo que no hay timón. Voluntad y pasión, palabras vacías.
37) Pasión y voluntad, estoy todo en la alegría del hoy, y todo en el presente dolor.
38) Estoy desesperadamente alegre y sin esperanza triste. Creo con violencia en el infierno y estoy de facto seguro de un paraíso.
39) Porque mi vida no se construye según un proyecto, pieza a pieza, como los palacios de piedra, y no corro hacia un destino, caballo hacia la meta. No tengo futuro porque no tengo pasado. Al no tener recuerdo, tampoco esperanza.
40) Llamarada de horno, mi deseo; y como el abismo de la noche, mi aniquilación. Solo sé alegrarme, solo sé sufrir. No tengo abrigo frente al dolor, ni atempero, con reflexiones, la alegría.
41) ¿Renunciaré a lo que amo si no tengo salida fuera de ello? Mi amor ha brotado de la desesperación, así como el odio.
42) ¿Y cómo podré renunciar a la mujer que amo si solo soy amor a la mujer que amo? ¿Cómo quieres que no arda por el cuerpo de la mujer que amo si no tengo más cuerpo que el suyo?
43) No me apartarás de la cerrada prisión del instante con vanos cuentos sobre la infinitud de lo eterno.
44) No hay más eternidad que el instante.
45) Piadosamente le encubres a mi desesperación tu felicidad.
46) Estás encerrado en tu alegría, como yo en mi dolor.
47) Del estallido de mi alegría, como una herida, tu sufrir. Cumplido mi deseo, con estupefacción he ahí tu llanto.
48) Pero que cada uno se debata en su hoy, encarcelado en la celda.
49) Disparo los puños contra la cerrada muralla; o, animal asustado, me encojo en el rincón a escudriñar. Es vano que me consueles.
50) ¡Oh, dulzura de ir del brazo, lentos por la calle! ¡Oh, en el sueño, voluptuosidad de tu cuerpo blando-enlazado al mío! Pero, ay, que bastó el transcurso de un día.
51) Ritmo de tu respiración confusa, ligera en la mía. ¡Gracilidad de tus miembros, trémula alondra en la acariciadora prisión de mi mano! Y tenerte delante, río parlanchín, entre los escollos.
52) Trémula diáfana en la inmovilidad de la noche, rompió con cortantes cuchillas la mañana. Soñé velas henchidas, barcos de vuelta; botines de alegría como rebosantes cornucopias. Con dilatada pupila, niño en la fábula: «¿De dónde?, pero ¿cómo?».- Nació el sol al atardecer; obstinados, ¿qué ojos me miraron en la oscuridad?
53) ¿Y no fuimos la feliz corriente de dos aguas que confluyeron? – Pero la eternidad fue un instante. – Y bastó el breve transcurso de un día. Cada uno estuvo en su hoy como en cerrada prisión.
noviembre de 1914